sábado, 27 de noviembre de 2010

"Más que perro, me decían burro..."

El punta y el can, por el que supo que será papá.

Facundo Parra compartió con Olé el festejo con Max, el perro al que le dedicó su gol a Liga. La historia de dos que nunca se rinden.

Poco entiende Max, el Golden de Facundo Parra, lo que pasa a su alrededor. Tal vez porque su bendita columna no lo deja ser, pero igual, como si supiera que tiene que mirar la lente del fótografo, posa ante la cámara con tal ternura que hace sumamente comprensible el por qué de esa remera azul con la dedicatoria para su mascota que mostró el punta mientras gritaba el 1-0 de Independiente ante Liga de Quito, el que abrió la puerta para pasar a la final de la Sudamericana...

De esa remera, Rodrigo Abadí, un arquero al que Parra conoció en Chacarita, es plenamente responsable. “Me la llevó a la concentración y me dijo que me iba a dar suerte”, le cuenta el padre de Max a Olé . Y aclara: “Es como un hijo”. Y también es por quien Facundo se enteró de su nuevo rol de padre. “Hace dos semanas, la paseadora me contó que no caminaba, y lo llevamos con mi mujer, Yanina, a la veterinaria. Antes de hacerle la placa, el radiólogo le preguntó si estaba embarazada. Yo lo tomé como si nada, pero ella me miró y ahí entendí... Y me quedé ayudando a Max como embobado, porque iba a ser papá... Por eso, en el gol tenía como una carga emocional muy fuerte”, se emociona justo él, a quien sus amigos le dicen (“porque los tengo duros”, aclara el propio Facundo).

-¿Alguna vez te gritaron perro en una cancha? -No, pero más que perro, me decían burro...

Parra se ríe y enumera cada momento en el que Max, al que compró en Hungría hace tres años, y el embarazo de su mujer se le cruzaron por la cabeza durante el partido. Y admite: “En mi vida son más buenas que malas. No me puedo quejar. Siempre fui muy alegre y, ante lo malo, lo tomo como cosas que tienen que pasar”.

Y así explica el cambio radical de un Independiente que sufrió penares en el arranque de este semestre y ahora jugará la final de una copa. “Como grupo necesitábamos encontrarnos la vuelta porque la pasábamos muy bien, sólo nos faltaba el resultado, el estar contentos con nuestros trabajo... Y llegó el Turco, vio eso y lo supo aprovechar al máximo”, reconoce, pero no olvida: “Dany (Garnero) en su momento armó el equipo y... Es normal que, con los resultados, la primera cabeza que rodara fuera la suya, pero él hizo esto desde el principio, me trajo y le estoy agradecido. Creo que tiene parte del mérito”.

Y Parra valora otro mérito del Rojo, superar a La Liga: “Dejamos afuera un gran equipo, el mejor de Sudamérica... Lo disfrutamos hasta el lunes, y basta. Después a pensar en el partido de Goias”. Pero entre tanto valor, hay algo que no escapa a la mirada de este delantero, que es él mismo: “A mí me falta un montón... No sé si me debo algo. Me faltan goles, triunfar. No me conformo con nada, siempre trato de ir por más, no aspiro a ser el mejor del mundo, porque para eso hay cracks, los tocados por la varita, que no somos nosotros. Como Messi hay uno”.

-No a la altura de Messi, pero te podés destapar como Independiente...

-Fuimos mejorando progresivamente, no de un momento a otro. Hubo un cambio de mentalidad, de disfrutar los momentos, de saber que tenemos plantel. Hoy estamos convertidos en un equipo muy fuerte. Y, por mí, obvio que el goleador puede aparecer.

-Tenés dos goles. ¿Cuántos de los fallados se suplen con el de La Liga? -Si me decías ‘no hagas ninguno y hacé éste’, te decía que sí, más por cómo fue, por mi situación... Y ni hablar de la final. Firmo todo y ya está, no hago un gol en todo el campeonato... Es más, cuando erro el que era el 2-0, pensé: ‘Ahora nos empatan y me muero’. Y nos empataron... Gracias a Dios, después lo hizo Fredes, que casi se lo robo pero lo vi tan compenetrado que venía a pegarle, que si me metía y nos chocábamos nos mataban a todos”. La historia fue distinta, claro.

Fuente : Olé

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