lunes, 5 de diciembre de 2011

TORNEO APERTURA 2011 _ FECHA 17 _
Independiente 1Newell´s 1

Benítez a verlo...
El juvenil de 17 años que debutó como titular, hizo el gol del empate. “Siento una sensación hermosa”, aseguró.

La puerta del dóping está poblada. Hace una hora y media que esperan al héroe de la tarde, quien, producto de los nervios y la emoción, no puede cumplir con el control. Entre la gente se ve una camiseta con el número 29, con un portador ansioso. Camina, va, viene. El dueño de esa casaca es Cristian Benítez, hermano mayor de Martín, que llegó desde Misiones junto a otras 20 personas entre familiares y amigos, para ver el debut como titular del atrevidísimo juvenil de 17 años. Y vaya regalo del pibe que, devolviendo algo de gentilezas por el largo viaje en auto, los agasajó con un golazo.

Cumplidos los requerimientos del antidoping, Benítez sale y recibe una interminable cantidad de abrazos y felicitaciones, con una sonrisa de oreja a oreja, que lo acompaña desde el momento en que Ramón lo subió a Primera. “Todavía no lo puedo creer. Quería salir para saludar a toda mi familia. Siento una sensación hermosa”, comentó el delantero.

Su tonada delata el lugar de nacimiento, en donde hasta hace poco tiempo, soñaba con ser jugador de fútbol. “No sabía cómo gritarlo, como festejarlo. Me agarré la cabeza porque no lo podía creer”, dijo, dando la sensación de que todavía no entendía qué había pasado. Ya habían transcurrido casi dos horas de la finalización del partido y los signos de Benítez seguían siendo de conmoción. Dicen que cuando alguien vive momentos con una gran carga emotiva, no recuerda cómo fue exacatamente lo ocurrido. Y eso le pasó a Martín: “Si me preguntan con qué le pegué, no tengo idea. Creo que fue con el empeine. Lo único que sé es que terminó entrando...”.

Además de haber marcado su primer gol en Primera, se vio a un Benítez con un enorme futuro. Porque fue uno de los pocos que se mostró para jugar. Con la palma de la mano derecha hacia arriba, como diciendo “vení”, invitó siempre a sus compañeros a ser una buena alternativa de ataque. Pero también, cuando tuvo que hacerlo, se sacrificó. Como a los 11 minutos del ST, que se engolosinó con la pelota y Pablo Pérez se la robó. Lejos de quedarse quieto, el pibe corrió al volante, se tiró al piso y recuperó la bola.

En definitiva, será una tarde que le quedará marcada a fuego. Tuvo su premio en la cancha y fuera de ella, con los aplausos de la gente, que ya se ilusionan con el “nuevo Agüero”, llamado así, por su parecido en la técnica y el juego. El primer gol del Kun, también fue desde afuera del área. Algunas coincidencias entre ambos, que invitan a soñar con una nueva joya del semillero.

Fuente : Olé

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