domingo, 19 de septiembre de 2010

Torneo Apertura 2010
Banfield 4Independiente 0
Infierno de Avellaneda

Independiente se comió una paliza en el Sur, vs. Banfield: 4-0, dos goles de Ramírez, uno de Romero y otro de Zelaya. Y se complica la situación de Garnero, que sigue último y sin ganar en el torneo. ¿Sigue? ¿Qué debe hacer?

Las diferencias sobre la mesa, a disposición de cualquier ojo humano que esté acompañado de razón: una masa roja intentando trasladar la pelota y un motorcito prolijo, con exactitudes, con paciencia y, principalmente, un circuito de juego bien definido. Independiente, un aprendiz que no aprendió de su partido con Quilmes, y Banfield, un maestro que le repitió la lección para ver si llega a diciembre...

Al hincha del Rojo, al que ya no seca sus gargantas gritando goles sino reclamando un poco de clemencia, le debe doler el momento. Debe sentir impotencia cuando ve a Silvera defendiendo, tirándose al piso para recuperar, llegando hasta el círculo central a buscarla por culpa de un Gracián que jamás se hizo cargo de la gestación. Se le debe partir el alma cuando percibe el gustito del promedio en el paladar. Ese que era negro y, proyecto va, proyecto viene, se va tornando grisáceo.

El Taladro de Falcioni le enseñó, le dio una clase de cómo jugar al fútbol. Sí, golpeó primero y eso cuenta, pero después tuvo la capacidad de esperar el momento justo para soltar el segundo gancho. Con un Zelaya explosivo, que hizo un golazo desparramando a Gabbarini y tuvo que ver en todos los demás. El Cachi casi mete el primero -la empujó Ramírez-, pegó un tiro en el travesaño en el segundo y la estrelló en el palo en el tercero. El momento no puede ser peor, y si la Copa fue un respirador artificial que le dio aire al técnico del Rojo, Banfield se metió en el hospital y se lo desenchufó.

Que Patricio Rodríguez, que Gracián, que Mareque, que Nico Martínez... Nadie fue dueño absoluto de la pelota en el equipo del Dany. Y Banfield, cada vez que pisó el acelerador, hizo revolcar a Gabba o terminó gritando. Claridad, justeza, saber a qué. En seis meses, de pelear campeonatos, de sueños de Copa a, dicho y hecho, conocer el verdadero significado de estar parado en pleno Infierno.

Fuente : Olé

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