sábado, 9 de abril de 2011

TORNEO CLAUSURA 2011
Independiente 3Godoy Cruz 0

Independiente tuvo a mano un quitapenas
Casi eliminado en la Copa Libertadores, y antes del clásico con Racing, se reposicionó en el campeonato local con una victoria ante Godoy Cruz por 3-0.

Acaso Independiente se haya quitado las penas mucho antes de lo pensado. Si un torneo tapa a otro, la desazón en la Copa Libertadores, en la que está casi eliminado, quedó en algo eclipsado por un triunfo que tiene un valor que excede los tres puntos en sí mismos. Hay esperanza, un viento fresco, en la victoria de los Rojos ante Godoy Cruz por 3-0. Sin darse cuenta, favorecido por las idas y venidas de los demás, quedó tan cerca de la vanguardia que muchos no podrán creerlo. Y justo antes del clásico con Racing. A todo o nada.

Tonificado, con el ingreso de Núñez como punto saliente, Independiente se reconcilió con su ambición. Volvió a encontrarle un sentido a una carrera que parecía perdida. No se sintió la fatiga y en Avellaneda corrieron rápido.

Los destinos de Independiente y Godoy Cruz volvieron a cruzarse después de los partidos en la Copa Libertadores y, a decir verdad, se parecieron bastante. Al menos en el desarrollo y más allá de los resultados.

Precisamente, el torneo continental marcó una línea divisoria entre ambos. Los mendocinos -dependerán de un éxito en la altura de Quito, ante Liga Deportiva Universitaria- mantienen la ilusión, mientras que los Rojos se encomendaron a una utopía: hacerle ocho goles a Peñarol.

Da la impresión de que la verdadera cara de Godoy Cruz, un equipo utilitario y solidario, se verá una vez resuelto su futuro en la Libertadores. También, a la par, queda la inequívoca certeza de que Independiente debe estar acomodándose a su nueva realidad. Esa que le impone prueba tras prueba. Un examen en la cosecha de puntos para despojarse definitivamente de la preocupación por el bajo promedio. Una afrenta colectiva para afianzarse en las posiciones, ya que la irregularidad del Clausura lo puso a tiro de la cima. Un desafío, al fin, para sus individualidades: muchos de ellos se juegan un puesto y otros tantos la continuidad en el club. Sí, los plazos se acortaron para los Rojos. Casi en la mitad de la competencia local, sin darse cuenta, se concentra más en el futuro que en el mismo día a día.

Godoy Cruz empieza a sentir el cansancio. Se nota, se advierte en sus gestos y en su despliegue. Le cuesta desperezarse y, a la larga, disminuye la intensidad. Tanto que se encomienda a la conducción de Damonte, de buenas dinámica y entusiasmo, pero en eso de la claridad... Eso sí: el equipo dirigido por Jorge Da Silva pocas veces pierde la compostura o línea.

Casi nunca entraron con firmeza en las áreas. Apenas si Torrico frustró un intento de Patito Rodríguez y otra de Parra. Quedará, por supuesto, el remate de Pellerano que rebotó en el travesaño, en un tiro libre a pura técnica. Enfrente, ya en la segunda parte, el uruguayo Navarro falló desde una posición franca: pateó desviado, libre de marcas, a unos diez metros del arco. La emoción quedó con el tiro a colocar de Iván Pérez y la incursión de Fredes, uno de los más discutidos. Fue cuando Independiente consiguió la profundidad que tanto buscaba. Mucho influyó el ingreso de Núñez, de sutil definición. Fue, precisamente, cuando los Rojos ya no miraron hacia el pasado reciente. Atrás, camufladas, quedaron las penas.

Fuente : Canchallena

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