domingo, 29 de mayo de 2011

TORNEO CLAUSURA 2011
Estudiantes 0Independiente 2

Se Independiza
Galeano se abraza con el Turco Mohamed.

A Independiente le anularon mal un gol pero no se cayó: golazo de Galeano y después Villafañez liquidó a Estudiantes. Con esta tercera victoria seguida, el Rojo se escapa en los promedios. Y el Pincha sigue de golpe en golpe.

Si en la previa el partido pintaba como chivo era porque, entre otras cosas, Independiente tenía bajas importantísimas y porque Estudiantes, cabizbajo, necesitaba levantar la frente y volver a mirar al sol. En Quilmes se esperaban dos confirmaciones: la resurrección de un caído Rojo que ya llegó a acumular tres triunfos consecutivos, algo que infló sus pulmones en el promedio, o el fin de la estrepitosa la lucha que tiene el Pincha contra el precipicio al que todavía no le encuentra fondo.

Ambas situaciones, ambos pasares, encontraron sus fundamentos para cerrar un partido en el que Independiente dejó claro que Antonio Mohamed, otra vez, venció la malaria con la herramienta de la mentalización y en el que Estudiantes, más allá de una salvada de Facundo Parra sobre un gol hecho de Leandro Desábato, nunca halló un cómo para llegar a incomodar a Hilario Navarro. El Pincha fue apenas un par de soplidos de Enzo Pérez, el Rojo un equipo que hizo culto al trío Leandro Gracián - Hernán Fredes - Lucas Villafáñez para controlar el esférico a piacere.

Y es que tan arriba está hoy Independiente que ni el gol mal anulado a Parra rasgó sus pretensiones. Ese pase del Tano que vio al delantero claramente habilitado y que el línea invalidó por un presunto offside que jamás existió, fue el puntapié inicial. Porque el Rojo, tras la negativa de la bandera, siguió yendo y encontró la llave en la astucia de Leonel Galeano. Una fiel muestra de fútbol a sol y sombra en una definición con rosca, propia de quienes suelen ponerla bajo la suela en lugar de revolearla como un cuero viejo.

El 1-0 y el amanecer del segundo tiempo, situaciones que solían acarrearle un sinfín de problemas al equipo del Turco, quisieron molestar cuando los de Eduardo Berizzo, poco acostumbrados a pasar 12 partidos sin sumar de a tres porotos, salieron potenciados tras el descanso. Ahí hubo desperdicio por parte de un Rojo que contó con contraataques provechosos y no supo administrarlos. Hasta que Villafáñez se quedó con la pelota dentro del área y definió fuerte. El semáforo del promedio pasó de rojo a amarillo cuando Independiente dio muestras de despabilarse con dos victorias al hilo. Ahora, con la tercera, tiene color verde esperanza.

Fuente : Olé

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